lunes, 28 de octubre de 2013

El historiador como detective de los testimonios

Una de las cosas que una y otra vez nos repiten los profesores cuando entramos a la clase de Historia, ya sea en secundaria o en preparatoria, nos encontramos que la forma en la que podemos acercarnos al pasado es a través de distintas fuentes entre las que destacan los documentos escritos.
El historiador es como un detective. Ve los testimonios,
analiza, contrasta, compara e interpreta.
Estos documentos no son más que testigos de los acontecimientos. Sin embargo, muchas veces nos encontramos con testimonios que se contradicen abiertamente sobre un mismo acontecimiento. Lo que sin duda deja una preocupación en el estudiante que busca acercarse al pasado y se encuentra con este conflicto en donde no se sabe cuál de los dos es la verdad.
El estudiante entonces, tiene que comprender que, al acercarse al pasado y, por consiguiente, a los testimonios se encontrara con estas contradicciones que lo que dejan ver son interpretaciones, justificaciones, discursos construidos que no necesariamente son verdad, pero tampoco quiere decir que sean mentiras. Son construcciones humanas, complejas, pero que buscan ser comprendidas.
Para poder sacar al estudiante de esta crisis donde los documentos se contradicen, se debe de enseñar que los testimonios se pueden contrastar y comparar. Se les puede analizar.
La duda, será la principal herramienta que nos ayude a dilucidar y ver que tan cierto es uno u otro de esos testimonio. Es decir, la duda ayuda a ser críticos del documento. Con esto buscamos que reflexione que motivos pudo haber causado que el discurso o testimonio dijera lo que dijo, las intenciones y la manera en la que transmite ese discurso. 
Es pues enseñarle a comentar un texto.
En algunas ocasiones se nos olvida que los personajes históricos también son humanos, y que como tales podemos comprenderlos. La experiencia aquí será fundamental, ya que el estudiante a partir de lo que ha vivido puede encontrar ciertos paralelismos o diferencias con su pasado. Esto lo lleva a no sentirse ajeno y que logre así cuestionarse, y a la vez genere también ese deseo de poder responder. Esto lo logra gracias a una investigación que, a manera de detective, el alumno puede hacer. Con esto se va acercando al pasado, y por consiguiente, al quehacer del detective del pasado, es decir, del historiador.
Por consiguiente, uno como profesor tiene que ser consciente de como el alumno puede acercarse, desde su presente, a los acontecimientos históricos, y a su vez como puede contrastarlos e interpretarlos. 

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